A estas alturas, queda claro que uno de los grandes pilares del estallido social que se inició a nivel nacional el 19 de octubre pasado es el temor a la vejez que siente la mayoría de las personas dada la precariedad de las pensiones, tanto las que otorga el Estado, como las que entregan las Aseguradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
En dicho sentido, las redes sociales están plagadas de dudas respecto de la forma en que calculan el pago de las pensiones, asegurándose que lo hacen sobre la base de tasa de mortalidad de 110 años, lo que claramente, no se condice con el sentido común y con los datos, lo que hace que muchos no crean algo semejante pues, por ejemplo, en 2017 la Organización Panamericana de la Salud estimó que, en Chile, la esperanza de vida al nacer para los hombres es de 80 años, y la de las mujeres, de 85 años.
Ante ello, muchas personas piensan que se trata de una decisión arbitraria de las AFP, pero lo cierto es que, en función del artículo 55 letra b) del Decreto Ley 3.500, que creó las AFP, quienes fijan las tablas de mortalidad que dichas compañías usan para el cálculo de las pensiones son las Superintendencias de Pensiones y de valores y Seguros, un organismo estatal.
De acuerdo con una presentación efectuada por el superintendente de Pensiones Osvaldo Macías, en 2016, y que figura en la web de dicha entidad, como la expectativa de vida ha ido aumentando, si no se actualizaran las tablas de mortalidad “se acabaría tempranamente el ahorro de los pensionados en retiro programado, sin cubrir la totalidad de los años de retiro”.
Es con esos datos provistos por el Estado, entonces, que las AFP trabajan y calculan las paupérrimas pensiones que reciben la mayoría de las personas.
En la misma presentación de explica que “la edad máxima incluida en las TM (Tasas de Mortalidad) es 110 años, pues hay personas que están vivas a esa edad. Sin embargo, las tablas reconocen que la probabilidad de alcanzar los 110 años, si bien es mayor que cero, es muy baja (Ej: 0.01% para hombres de 65 años el año 2015)”.
Además, el mismo documento indica que el techo de 110 “es bajo comparado con los estándares internacionales, donde las últimas tablas desarrolladas llegan hasta los 120 años. La OCDE recomienda que Chile monitoree la mortalidad a esas edades y en una futura revisión de las tablas de mortalidad, aumente el límite en concordancia con los estándares internacionales”.
Cabe mencionar que distintas voces (ver aquí y acá) aseguran que si se bajara el cálculo de las tasas de mortalidad y se ajustaran a la esperanza de vida al nacer, las pensiones aumentaría en forma significativa.